sábado, 13 de julio de 2013

Frase del día




Frase del día;


"El verdadero progreso consiste en renovarse"



                        Miguel de Unamuno (1864-1936)

lunes, 10 de junio de 2013

Visión de los más pequeños de la crisis y caso bárcenas


Momentos de Risoterapia, ¡también nos hace falta!

El caso Bárcenas ha llamado la atención a los más pequeños de la casa y como buenos analistas políticos han dicho al respecto....

Pero no sólo opinan sobre Bárcenas sino ¿y la crisis?, sin duda un momento de humor para los días tan negros que nos pintan.

jueves, 18 de abril de 2013

Apasionante charla de Guillermo Bosovsky sobre su experiencia en innovación educativa.


              

En el día de hoy, y gracias a la colaboración de Roberto Carballo, hemos escuchado la apasionante experiencia de Guillermo Bosovsky.

¿Quién es Guillermo Bosovsky?

Sin duda, un experto en temas de innovación que se vino a Madrid. Bosovsky había diseñado un programa en innovación educativa dirigido a los centros de educación de adultos que no tuviesen el graduado escolar.  

El diseño de este programa innovador en educación lo relacionó con la cultura de las regiones argentinas que se estaban perdiendo por la llegada masiva de la cultura norteamericana. El objetivo del programa se basó  en un nuevo aprendizaje. En este caso, aprender mediante la recuperación de la cultura argentina cuyos protagonistas no serían expertos sino los propios alumnos (adultos que no tuviesen el graduado escolar y que estaban en la escuela de adultos). De esta forma el alumno no sólo aprende haciendo sino que a su vez legitima y fortalece sus valores y principios. Con lo que por un lado cumple los objetivos que propone el gobierno argentino en cuanto el aprendizaje y por otro aparecen elementos de unión entre los propios ciudadanos.

Unión de los propios ciudadanos,ya que el cometido de los alumnos que estaban formados en grupos de trabajo debían generar búsqueda de información ya fuese institucional (instituciones públicas), rondallas, historias de antaño que sabían los más viejos, mitos, ect... de la zona que habitaban. Por lo que el alumno aprendía de la búsqueda que tenía que iniciar sobre la cultura de la zona y del contagio que iba transmitiendo a los ciudadano tras su insistencia  por la recogida de información sobre la cultura de su zona. Todo esto, se iba traduciendo no sólo en un éxito sino que también permitía crear nexos de unión y de colectividad entre los propios alumnos como en los ciudadanos de la zona.

Tal fue el éxito que tuvo esos nexos de unión que se creaban asambleas donde la gente de la zona hacía actividades lúdicas, las amas de casa hacían comidas típicas con recetas de sus antepasados, los alumnos exponían historias,mitos, chistes,cuentos que les había resultado llamativo, hacían torneos de fútbol... de manera que el día que se hacía la asamblea donde participaban no solo participaba el pueblo sino también las instituciones públicas de la zona y los medios de comunicación daban un sentimiento de un pueblo vivo y con ganas de participar.

Pero, ¿los alumnos aprendían?

Aprendían de una manera sobresaliente, porque después de recabar la información se tenía que transcribir y después se tenía que hacer un informe donde se recogiese todas las experiencias. Por lo que no sólo aprendían a escribir y a redactar, si no que también aprendían historia, geografía, sintaxis, trabajar en equipo, hablar en público, tratar a la gente...De forma que el aprendizaje que se adquiría era acorde a lo que se proponía en el programa curricular y donde el papel del Maestro a penas aparece, simplemente es un mero facilitador para que los alumnos redactasen el informe. El informe se triplicaba para que lo tuviese el colegio, la zona a la que pertenecía el colegio y la Biblioteca Nacional  para revivir la cultura que estaba perdiendo Argentina.

¿Fue un éxito?

Sin duda alguna, se puede decir que fue un éxito y que es impresionante como se pudo compaginar cultura y educación para enseñar y motivar aquellos alumnos que no habían obtenido el graduado escolar. Al año siguiente de este exitoso programa se propuso uno sobre las artes plásticas con la misma metodología que se había aplicado en el de la cultura, pero no se pudo aplicar porque hubo un golpe militar en 1976. 

Conclusión

Ha sido una experiencia muy interesante que deja boca abierto a cualquier innovador por la razón de como conjuga dos elementos muy unidos como es la cultura y la educación, ante las resistencias que se presentaban por ambas partes, en un mismo proyecto donde los protagonistas son los alumnos y donde aprenden haciendo y trabajando en grupo. Por lo que fue un programa innovador que mostró una alternativa muy eficaz, a la metodología tradicional que se implanta en la educación. En una breve frase que se extrajo de las pocas experiencias que aun se conservan decía "... La tarea sirvió para conocer la cultura del área regional...".

América Latina ha sido un referente en educación debido a que hay similitudes con esta experiencia argentina, como es el caso de Brasil donde también aparece otro autor innovador en cuanto a innovación educativa, Paulo Freire. Autor que acercó la educación aquellas personas que no podían tenerla o que les costaba frente a las metodologías tradicionales.

Agradecimientos a otro experto en innovación educativa y cuya aplicación metodológica de sus clases es muy parecida a la que aplicó Bosovsky, a  Roberto Carballo.

sábado, 26 de enero de 2013

Interesante


----------------------Recorte de Periódico. El País Semanal. Septiembre de 2012----------------------

                     LAS ÉLITES “EXTRACTIVAS” »
                   Una teoría de la clase política española
         Los partidos han generado burbujas compulsivamente


En este artículo propongo una teoría de la clase política española para argumentar la necesidad imperiosa y urgente de cambiar nuestro sistema electoral para adoptar un sistema mayoritario. La teoría se refiere al comportamiento de un colectivo y, por tanto, no admite interpretaciones en términos de comportamientos individuales. ¿Por qué una teoría? Por dos razones. En primer lugar porque una teoría, si es buena, permite conectar sucesos aparentemente inconexos y explicar sucesos aparentemente inexplicables. Es decir, dar sentido a cosas que antes no lo tenían. Y, en segundo lugar, porque de una buena teoría pueden extraerse predicciones útiles sobre lo que ocurrirá en el futuro. Empezando por lo primero, una buena teoría de la clase política española debería explicar, por lo menos, los siguientes puntos:


  1. ¿Cómo es posible que, tras cinco años de iniciada la crisis, ningún partido político tenga un diagnóstico coherente de lo que le está pasando a España?
  2. ¿Cómo es posible que ningún partido político tenga una estrategia o un plan a largo plazo creíble para sacar a España de la crisis? ¿Cómo es posible que la clase política española parezca genéticamente incapaz de planificar?
  3. ¿Cómo es posible que la clase política española sea incapaz de ser ejemplar? ¿Cómo es posible que nadie-salvo el Rey y por motivos propios- haya pedido disculpas?
  4. ¿Cómo es posible que la estrategia de futuro más obvia para España -la mejora de la educación, el fomento de la innovación, el desarrollo y el emprendimiento y el apoyo a la investigación- sea no ya ignorada, sino masacrada con recortes por los partidos políticos mayoritarios?

En lo que sigue, argumento que la clase política española ha desarrollado en las últimas décadas un interés particular, sostenido por un sistema de captura de rentas, que se sitúa por encima del interés general de la nación. En este sentido forma una élite extractiva, según la terminología popularizada por Acemoglu y Robinson. Los políticos españoles son los principales responsables de la burbuja inmobiliaria, del colapso de las cajas de ahorro, de la burbuja de las energías renovables y de la burbuja de las infraestructuras innecesarias. Estos procesos han llevado a España a los rescates europeos, resistidos de forma numantina por nuestra clase política porque obligan a hacer reformas que erosionan su interés particular. Una reforma legal que implantase un sistema electoral mayoritario provocaría que los cargos electos fuesen responsables ante sus votantes en vez de serlo ante la cúpula de su partido, daría un vuelco muy positivo a la democracia española y facilitaría el proceso de reforma estructural. Empezaré haciendo una breve historia de nuestra clase política. A continuación la caracterizaré como una generadora compulsiva de burbujas. En tercer lugar explicitaré una teoría de la clase política española. En cuarto lugar usaré esta teoría para predecir que nuestros políticos pueden preferir salir del euro antes que hacer las reformas necesarias para permanecer en él. Por último propondré cambiar nuestro sistema electoral proporcional por uno mayoritario, del tipo first-past-the-post, como medio de cambiar nuestra clase política.

La historia

Los políticos de la Transición tenían procedencias muy diversas: unos venían del franquismo, otros del exilio y otros estaban en la oposición ilegal del interior. No tenían ni espíritu de gremio ni un interés particular como colectivo. Muchos de ellos no se veían a sí mismos como políticos profesionales y, de hecho, muchos no lo fueron nunca. Estos políticos tomaron dos decisiones trascendentales que dieron forma a la clase política que les sucedió. La primera fue adoptar un sistema electoral proporcional corregido, con listas electorales cerradas y bloqueadas. El objetivo era consolidar el sistema de partidos políticos fortaleciendo el poder interno de sus dirigentes, algo que entonces, en el marco de una democracia incipiente y dubitativa, parecía razonable. La segunda decisión, cuyo éxito se condicionaba al de la primera, fue descentralizar fuertemente el Estado, adoptando la versión café para todos del Estado de las autonomías. Los peligros de una descentralización excesiva, que eran evidentes, se debían conjurar a partir del papel vertebrador que tendrían los grandes partidos políticos nacionales, cohesionados por el fuerte poder de sus cúpulas. El plan, por aquel entonces, parecía sensato.

Pero, tal y como le ocurrió al Dr. Frankenstein, lo que creó al monstruo no fue el plan, que no era malo, sino su implementación. Por una serie de infortunios, a la criatura de Frankenstein se le acabó implantando el cerebro equivocado. Por una serie de imponderables, a la joven democracia española se le acabó implantando una clase política profesional que rápidamente devino disfuncional y monstruosa. Matt Taibbi, en su célebre artículo de 2009 en Rolling Stone sobre Goldman Sachs “La gran máquina americana de hacer burbujas” comparaba al banco de inversión con un gran calamar vampiro abrazado a la cara de la humanidad que va creando una burbuja tras otra para succionar de ellas todo el dinero posible. Más adelante propondré un símil parecido para la actual clase política española, pero antes conviene analizar cuáles han sido los cuatro imponderables que han acabado generando a nuestro monstruo.

En primer lugar, el sistema electoral proporcional, con listas cerradas y bloqueadas, ha creado una clase política profesional muy distinta de la que protagonizó la Transición. Desde hace ya tiempo, los cachorros de las juventudes de los diversos partidos políticos acceden a las listas electorales y a otras prebendas por el exclusivo mérito de fidelidad a las cúpulas. Este sistema ha terminado por convertir a los partidos en estancias cerradas llenas de gente en las que, a pesar de lo cargado de la atmósfera, nadie se atreve a abrir las ventanas. No pasa el aire, no fluyen las ideas, y casi nadie en la habitación tiene un conocimiento personal directo de la sociedad civil o de la economía real. La política y sus aledaños se han convertido en un modus vivendi que alterna cargos oficiales con enchufes en empresas, fundaciones y organismos públicos y, también, con canonjías en empresas privadas reguladas que dependen del BOE para prosperar.

En segundo lugar, la descentralización del Estado, que comenzó a principios de los 80, fue mucho más allá de lo que era imaginable cuando se aprobó la Constitución. Como señala Enric Juliana en su reciente libro Modesta España, el Estado de las autonomías inicialmente previsto, que presumía una descentralización controlada de “arriba a abajo”, se vio rápidamente desbordado por un movimiento de “abajo a arriba” liderado por élites locales que, al grito de “¡no vamos a ser menos!”, acabó imponiendo la versión de café para todos del Estado autonómico. ¿Quiénes eran y qué querían estas élites locales? A pesar de ser muy lampedusiano, Juliana se limita a señalar a “un democratismo pequeñoburgués que surge desde abajo”. Eso es, sin duda, verdad. Pero, adicionalmente, es fácil imaginar que los beneficiarios de los sistemas clientelares y caciquiles implantados en la España de provincias desde 1833, miraban al nuevo régimen democrático con preocupación e incertidumbre, lo que les pudo llevar, en muchos casos, a apuntarse a “cambiarlo todo para que todo siga igual” y a ponerse en cabeza de la manifestación descentralizadora. Como resultante de estas fuerzas, se produjo un crecimiento vertiginoso de las Administraciones Públicas: 17 administraciones y gobiernos autonómicos, 17 parlamentos y miles -literalmente miles- de nuevas empresas y organismos públicos territoriales cuyo objetivo último en muchos casos, era generar nóminas y dietas. En ausencia de procedimientos establecidos para seleccionar plantillas, los políticos colocaron en las nuevas administraciones y organismos a deudos, familiares, nepotes y camaradas, lo que llevó a una estructura clientelar y politizada de las administraciones territoriales que era inimaginable cuando se diseñó la Constitución. A partir de una Administración hipertrofiada, la nueva clase política se había asegurado un sistema de captura de rentas -es decir un sistema que no crea riqueza nueva, sino que se apodera de la ya creada por otros- por cuyas alcantarillas circulaba la financiación de los partidos.

En tercer lugar, llegó la gran sorpresa. El poder dentro de los partidos políticos se descentralizó a un ritmo todavía más rápido que las Administraciones Públicas. La idea de que la España autonómica podía ser vertebrada por los dos grandes partidos mayoritarios saltó hecha añicos cuando los llamados barones territoriales adquirieron bases de poder de “abajo a arriba” y se convirtieron, en la mejor tradición del conde de Warwick, en los hacedores de reyes de sus respectivos partidos. En este imprevisto contexto, se aceleró la descentralización del control y la supervisión de las Cajas de Ahorro. Las comunidades autónomas se apresuraron a aprobar sus propias leyes de Cajas y, una vez asegurado su control, poblaron los consejos de administración y cargos directivos con políticos, sindicalistas, amigos y compinches. Por si esto fuera poco, las Cajas tuteladas por los gobiernos autonómicos hicieron proliferar empresas, organismos y fundaciones filiales, en muchas ocasiones sin objetivos claros aparte del de generar más dietas y más nóminas.

Y en cuarto lugar, aunque la lista podría prolongarse, la clase política española se ha dedicado a colonizar ámbitos que no son propios de la política como, por ejemplo y sin ánimo de ser exhaustivo, el Tribunal Constitucional, el Consejo General del Poder Judicial, el Banco de España, la CNMV, los reguladores sectoriales de energía y telecomunicaciones, la Comisión de la Competencia… El sistema democrático y el Estado de derecho necesitan que estos organismos, que son los encargados de aplicar la Ley, sean independientes. La politización a la que han sido sometidos ha terminado con su independencia, provocando una profunda deslegitimación de estas instituciones y un severo deterioro de nuestro sistema político. Pero es que hay más. Al tiempo que invadía ámbitos ajenos, la política española abandonaba el ámbito que le es propio: el Parlamento. El Congreso de los Diputados no es solo el lugar donde se elaboran las leyes; es también la institución que debe exigir la rendición de cuentas. Esta función del Parlamento, esencial en cualquier democracia, ha desaparecido por completo de la vida política española desde hace muchos años. La quiebra de Bankia, escenificada en la pantomima grotesca de las comparecencias parlamentarias del pasado mes de julio, es sólo el último de una larga serie de casos que el Congreso de los Diputados ha decidido tratar como si fuesen catástrofes naturales, como un terremoto, por ejemplo, en el que aunque haya víctimas no hay responsables. No debería sorprender, desde esta perspectiva, que los diputados no frecuenten la Carrera de San Jerónimo: hay allí muy poco que hacer.

Las burbujas

Los cuatro procesos descritos en los párrafos anteriores han conformado un sistema político en el que las instituciones están, en el mal sentido de la palabra, excesivamente politizadas y en el que nadie acaba siendo responsable de sus actos porque nunca se exige en serio rendición de cuentas. Nadie dentro del sistema pone en cuestión los mecanismos de capturas de rentas que constituyen el interés particular de la clase política española. Este es el contexto en el que se desarrollaron no sólo la burbuja inmobiliaria y el saqueo y quiebra de la gran mayoría de las Cajas de Ahorro, sino también otras “catástrofes naturales”, otros “actos de Dios”, a cuya generación tan adictos son nuestros políticos. Porque, como el gran calamar de Taibbi, la clase política española genera burbujas de manera compulsiva. Y lo hace no tanto por ignorancia o por incompetencia como porque en todas ellas captura rentas. Hagamos, sin pretensión alguna de exhaustividad, un brevísimo repaso de las principales tropelías impunes de las últimas dos décadas: la burbuja inmobiliaria, las Cajas de Ahorro, las energías renovables y las nuevas autopistas de peaje.

La burbuja inmobiliaria española fue, en términos relativos, la mayor de las tres que estuvieron en el origen de la actual crisis global, siendo las otras dos la estadounidense y la irlandesa. No hay duda de que, como las demás, estuvo alimentada por los bajos tipos de interés y por los desequilibrios macroeconómicos a escala mundial. Pero, dicho esto, al contrario de lo que sucede en EE UU, las decisiones sobre qué se construye y dónde se construye en España se toman en el ámbito político. Aquí no se puede hablar de pecados por omisión, de olvido del principio de que los gestores públicos deben gestionar como diligentes padres de familia. No. En España la clase política ha inflado la burbuja inmobiliaria por acción directa, no por omisión ni por olvido. Los planes urbanísticos se fraguan en complejas y opacas negociaciones de las que, además de nuevas construcciones, surgen la financiación de los partidos políticos y numerosas fortunas personales, tanto entre los recalificados como entre los recalificadores. Por si el poder de los políticos –decidir el qué y el dónde- no fuese suficiente, la transmisión del control de las Cajas de Ahorro a las comunidades autónomas añadió a los dos anteriores el poder de decisión sobre el quién, es decir, el poder de decisión sobre quién tenía financiación de la Caja de turno para ponerse a construir. Esto supuso un salto cualitativo en la capacidad de captura de rentas de la clase política española, acercándola todavía más a la estrategia del calamar vampiro de Taibbi. Primero se infla la burbuja, a continuación se capturan todas las rentas posibles y, por último, a la que la burbuja pincha… ¡ahí queda eso! El panorama, cinco años después del pinchazo de la burbuja, no puede ser más desolador. La economía española no crecerá durante muchos años más. Y las Cajas de Ahorro han desaparecido, la gran mayoría por insolvencia o quiebra técnica. ¡Ahí queda eso!

Las otras dos burbujas que mencionaré son resultado de la peculiar simbiosis de nuestra clase política con el “capitalismo castizo”, es decir, con el capitalismo español que vive del favor del Boletín Oficial del Estado. En una reunión reciente, un conocido inversor extranjero lo llamó “relación incestuosa”; otro, nacional, habló de “colusión contra consumidores y contribuyentes”. Sea lo que sea, recordemos en primer lugar la burbuja de las energías renovables. España representa un 2% del PIB mundial y está pagando el 15% del total global de las primas a las energías renovables. Este dislate, presentado en su día como una apuesta por situarse en la vanguardia de la lucha contra el cambio climático, es un sinsentido que España no se puede permitir. Pero estas primas generan muchas rentas y prebendas capturadas por la clase política y, también hay que decirlo, mucho fraude y mucha corrupción a todos los niveles de la política y de la Administración. Para financiar las primas, las empresas y familias españolas pagan la electricidad más cara de Europa, lo que supone una grave merma de competitividad para nuestra economía. A pesar de esos precios exagerados, y de que la generación eléctrica tiene un exceso de capacidad de más del 30%, el sistema eléctrico español ostenta un déficit tarifario de varios miles de millones de euros al año y más de 24.000 millones de deuda acumulada que nadie sabe cómo pagar. La burbuja de las renovables ha pinchado y… ¡ahí queda eso!

La última burbuja que traeré a colación, aunque la lista es más larga (fútbol, televisiones…), es la formada por las innumerables infraestructuras innecesarias construidas en las últimas dos décadas a costes astronómicos para beneficio de constructores y perjuicio de contribuyentes. Uno de los casos más chirriantes es el de las autopistas radiales de Madrid, pero hay muchísimos más. Las radiales, que pretendían descongestionar los accesos a Madrid, se diseñaron y construyeron haciendo dejación de principios muy importantes de prudencia y buena administración. Para empezar, se hicieron unas previsiones temerarias del tráfico que dichas autopistas iban a tener. En la actualidad el tráfico no supera el 30% de lo previsto. Y no es por la crisis: en los años del boom tampoco había tráfico. A continuación ¿incomprensiblemente? el Gobierno permitió que los constructores y los concesionarios fuesen, esencialmente, los mismos. Esto es un disparate, porque al disfrazarse los constructores de concesionarios mediante unas sociedades con muy poco capital y mucha deuda, se facilitaba que pasara lo que acabó pasando: los constructores cobraron de las concesionarias por construir las autopistas y, al constatarse que no había tráfico, amenazaron con dejarlas quebrar. Los principales acreedores eran ¡oh sorpresa! las Cajas de Ahorro. Los más de 3.000 millones de deuda nadie sabe cómo pagarlos y acabarán recayendo sobre el contribuyente pero, en cualquier caso, ¡ahí queda eso!

La teoría

Termino aquí la parte descriptiva de este artículo en la que he resumido unos pocos “hechos estilizados” que considero representativos del comportamiento colectivo, no necesariamente individual, y esto es importante recordarlo, de los políticos españoles. Paso ahora a formular una teoría de la clase política española como grupo de interés.

El enunciado de la teoría es muy simple. La clase política española no sólo se ha constituido en un grupo de interés particular, como los controladores aéreos, por poner un ejemplo, sino que ha dado un paso más, consolidándose como una élite extractiva, en el sentido que dan a este término Acemoglu y Robinson en su reciente y ya célebre libro Por qué fracasan las naciones. Una élite extractiva se caracteriza por:

"Tener un sistema de captura de rentas que permite, sin crear riqueza nueva, detraer rentas de la mayoría de la población en beneficio propio".

"Tener el poder suficiente para impedir un sistema institucional inclusivo, es decir, un sistema que distribuya el poder político y económico de manera amplia, que respete el Estado de derecho y las reglas del mercado libre. Dicho de otro modo, tener el poder suficiente para condicionar el funcionamiento de una sociedad abierta -en el sentido de Popper- u optimista -en el sentido de Deutsch".

"Abominar la 'destrucción creativa', que caracteriza al capitalismo más dinámico. En palabras de Schumpeter "la destrucción creativa es la revolución incesante de la estructura económica desde dentro, continuamente destruyendo lo antiguo y creando lo nuevo".  Este proceso de destrucción creativa es el rasgo esencial del capitalismo.”Una élite extractiva abomina, además, cualquier proceso innovador lo suficientemente amplio como para acabar creando nuevos núcleos de poder económico, social o político".

Con la navaja de Occam en la mano, si esta sencilla teoría tiene poder explicativo, será imbatible. ¿Qué tiene que decir sobre las cuatro preguntas que se le han planteado al principio del artículo? Veamos:


  1. La clase política española, como élite extractiva, no puede tener un diagnóstico razonable de la crisis. Han sido sus mecanismos de captura de rentas los que la han provocado y eso, claro está, no lo pueden decir. Cierto, hay una crisis económica y financiera global, pero eso no explica seis millones de parados, un sistema financiero parcialmente quebrado y un sector público que no puede hacer frente a sus compromisos de pago. La clase política española tiene que defender, como está haciendo de manera unánime, que la crisis es un acto de Dios, algo que viene de fuera, imprevisible por naturaleza y ante lo cual sólo cabe la resignación.
  2. La clase política española, como élite extractiva, no puede tener otra estrategia de salida de la crisis distinta a la de esperar que escampe la tormenta. Cualquier plan a largo plazo, para ser creíble, tiene que incluir el desmantelamiento, por lo menos en parte, de los mecanismos de captura de rentas de los que se beneficia. Y eso, por supuesto, no se plantea.


  1. ¿Pidieron perdón los controladores aéreos por sus desmanes? No, porque consideran que defendían su interés particular. ¿Alguien ha oído alguna disculpa de algún político por la situación en la que está España? No, ni la oirá, por la misma razón que los controladores. ¿Cómo es que, como medida ejemplarizante, no se ha planteado en serio la abolición del Senado, de las diputaciones, la reducción del número de ayuntamientos…? Pues porque, caídas las Cajas de Ahorro -y ante las dificultades presentes para generar nuevas burbujas- la defensa de las rentas capturadas restantes se lleva a ultranza.
  2. Tal y como establece la teoría de las élites extractivas, los partidos políticos españoles comparten un gran desprecio por la educación, una fuerte animadversión por la innovación y el emprendimiento y una hostilidad total hacia la ciencia y la investigación. De la educación sólo parece interesarles el adoctrinamiento: las estridentes peleas sobre la Educación para la Ciudadanía contrastan con el silencio espeso que envuelve las cuestiones verdaderamente relevantes como, por ejemplo, el elevadísimo fracaso escolar o los lamentables resultados en los informes PISA. La innovación y el emprendimiento languidecen en el marco de regulaciones disuasorias y fiscalidades punitivas sin que ningún partido se tome en serio la necesidad de cambiarlas. Y el gasto en investigación científica, concebido como suntuario de manera casi unánime, se ha recortado con especial saña sin que ni un solo político relevante haya protestado por un disparate que compromete más que ningún otro el futuro de los españoles.

La teoría de las élites extractivas, por lo visto hasta aquí, parece dar sentido a bastantes rasgos llamativos del comportamiento de la clase política española. Veamos qué nos dice sobre el futuro.

La predicción

La crisis ha acentuado el conflicto entre el interés particular de la clase política española y el interés general de España. Las reformas necesarias para permanecer en el euro chocan frontalmente con los mecanismos de captura de rentas que sostienen dicho interés particular. Por una parte, la estabilidad presupuestaria va a requerir una reducción estructural del gasto de las Administraciones públicas superior a los 50 millardos de euros, un 5% del PIB. Esto no puede conseguirse con más recortes coyunturales: hacen falta reformas en profundidad que, de momento, están inéditas. Se tiene que reducir drásticamente el sector público empresarial, esa zona gris entre la Administración y el sector privado, que, con sus muchos miles de empresas, organismos y fundaciones, constituye una de las principales fuentes de rentas capturadas por la clase política. Por otra parte, para volver a crecer, la economía española tiene que ganar competitividad. Para eso hacen falta muchas más reformas para abrir más sectores a la competencia, especialmente en el mencionado sector público empresarial y en sectores regulados. Esto debería hacer más difícil seguir creando burbujas en la economía española.

La infinita desgana con la que nuestra clase política está abordando el proceso reformista ilustra bien que, colectivamente al menos, barrunta las consecuencias que las reformas pueden tener sobre su interés particular. La única reforma llevada a término por iniciativa propia, la del mercado de trabajo, no afecta directamente a los mecanismos de captura de rentas. Las que sí lo hacen, exigidas por la UE como, por ejemplo, la consolidación fiscal, no se han aplicado. Deliberadamente, el Gobierno confunde reformas con recortes y subidas de impuestos y ofrece los segundos en vez de las primeras, con la esperanza de que la tempestad amaine por sí misma y, al final, no haya que cambiar nada esencial. Como eso no va a ocurrir, en algún momento la clase política española se tendrá que plantear el dilema de aplicar las reformas en serio o abandonar el euro. Y esto, creo yo, ocurrirá más pronto que tarde.

La teoría de las élites extractivas predice que el interés particular tenderá a prevalecer sobre el interés general. Yo veo probable que en los dos partidos mayoritarios españoles crezca muy deprisa el sentimiento “pro peseta”. De hecho, ya hay en ambos partidos cabezas de fila visibles de esta corriente. La confusión inducida entre recortes y reformas tiene la consecuencia perversa de que la población no percibe las ventajas a largo plazo de las reformas y sí experimenta el dolor a corto plazo de los recortes que, invariablemente, se presentan como una imposición extranjera. De este modo se crea el caldo de cultivo necesario para, cuando las circunstancias sean propicias, presentar una salida del euro como una defensa de la soberanía nacional ante la agresión exterior que impone recortes insufribles al Estado de bienestar. También, por poner un ejemplo, los controladores aéreos presentaban la defensa de su interés particular como una defensa de la seguridad del tráfico aéreo. La situación actual recuerda mucho a lo ocurrido hace casi dos siglos cuando, en 1814, Fernando VII – El Deseado- aplastó la posibilidad de modernización de España surgida de la Constitución de 1812 mientras el pueblo español le jaleaba al grito de ¡vivan las “caenas”! Por supuesto que al Deseado actual –llámese Mariano, Alfredo u otra cosa- habría que jalearle incorporando la vigente sensibilidad autonómica, utilizando gritos del tipo ¡viva Gürtel! ¡vivan los ERE de Andalucía! ¡visca el Palau de la Música Catalana! Pero, en cualquier caso, las diferencias serían más de forma que de fondo.

Una salida del euro, tanto si es por iniciativa propia como si es porque los países del norte se hartan de convivir con los del sur, sería desastrosa para España. Implicaría, como acertadamente señalaron Jesús Fernández-Villaverde, Luis Garicano y Tano Santos en EL PAÍS el pasado mes de junio, no sólo una vuelta a la España de los 50 en lo económico, sino un retorno al caciquismo y a la corrupción en lo político y en lo social que llevaría a fechas muy anteriores y que superaría con mucho a la situación actual, que ya es muy mala. El calamar vampiro, reducido a chipirón, sería cabeza de ratón en vez de cola de león, pero eso nuestra clase política lo ve como un mal menor frente a la alternativa del harakiri que suponen las reformas. Los liberales, como en 1814, serían masacrados –de hecho, en los dos partidos mayoritarios, ya se observan movimientos en esa dirección.

El peligro de que todo esto acabe ocurriendo en un plazo relativamente corto es, en mi opinión, muy significativo. ¿Se puede hacer algo por evitarlo? Lamentablemente, no mucho, aparte de seguir publicando artículos como éste. Como muestran todos los sondeos, el desprestigio de la clase política española es inmenso, pero no tiene alternativa a corto plazo. A más largo plazo, como explico a continuación, sí la tiene.

Cambiar el sistema electoral

La clase política española, como hemos visto en este artículo, es producto de varios factores entre los que destaca el sistema electoral proporcional, con listas cerradas y bloqueadas confeccionadas por las cúpulas de los partidos políticos. Este sistema da un poder inmenso a los dirigentes de los partidos y ha acabado produciendo una clase política disfuncional. No existe un sistema electoral perfecto -todos tienen ventajas e inconvenientes- pero, por todo lo expuesto hasta aquí, en España se tendría que cambiar de sistema con el objetivo de conseguir una clase política más funcional. Los sistemas mayoritarios producen cargos electos que responden ante sus electores, en vez de hacerlo de manera exclusiva ante sus dirigentes partidarios. Como consecuencia, las cúpulas de los partidos tienen menos poder que las que surgen de un sistema proporcional y la representatividad que dan de las urnas está menos mediatizada. Hasta aquí todo son ventajas. También hay inconvenientes. Un sistema proporcional acaba dando escaños a partidos minoritarios que podrían no obtener ninguno con un sistema mayoritario. Esto perjudicaría a partidos minoritarios de base estatal, pero beneficiaría a partidos minoritarios de base regional. En cualquier caso, el rasgo relevante de un sistema mayoritario es que el electorado tiene poder de decisión no solo sobre los partidos sino también sobre las personas que salen elegidas y eso, en España, es ahora una necesidad perentoria que compensa con creces los inconvenientes que el sistema pueda tener.

Un sistema mayoritario no es bálsamo de Fierabrás que cure al instante cualquier herida. Pero es muy probable que generase una clase política diferente, más adecuada a las necesidades de España. En Italia es inminente una propuesta de ley para cambiar el actual sistema proporcional por uno mayoritario corregido: dos tercios de los escaños se votarían en colegios uninominales y el tercio restante en listas cerradas en las que los escaños se distribuirían proporcionalmente a los votos obtenidos. Parece ser que el Gobierno “técnico” de Monti ha llegado a conclusiones similares a las que defiendo yo aquí: sin cambiar a una clase política disfuncional no puede abordarse un programa reformista ambicioso. Y es que, como le oí decir una vez a Carlos Solchaga, un “técnico” es un político que, además, sabe de algo. ¿Para cuándo una reforma electoral en España? ¿Habrá que esperar a que lleguen los “técnicos”?

César Molinas publicará en 2013 un libro titulado “¿Qué hacer con España?”. Este artículo corresponde a uno de sus capítulos.

Fin del curso y que hemos aprendido estos días




La dinámica de la clase ha sido una experiencia distinta a lo que normalmente estamos acostumbrados como alumnos. La innovación y la forma de aprender aprendiendo  en grupo son los elementos principales que caracterizan esta dinámica de clase y que le dan una personalidad que permite al alumno ver las cosas de otra manera a través del intercambio de información.

Intercambio que se ha traducido en muchos debates interesantes sobre temas que los estudiantes de ciencia política, pretendemos solucionar y poder aportar cambios muy insignificantes en la sociedad. Para ello no sólo nos bastaba nuestra basta experiencia, pero con bastantes conocimientos en muchos casos, sino ciertos literatos que el profesor nos aconsejaba y que nos ayudaba a entender un poco más el complejo sistema en el que se basa de Economía. Por ello, que los debates tuviesen cierta riqueza y se hicieran a veces tan cortos y que nos hiciesen ver la estructura, las ideologías, las forma de pensar, las estrategias, intereses que se engloban dentro del sistema.

Las clases se estructuraron mediante el uso de noticias que eran para comentar en clase, canciones que nos inspirasen algo o dijesen algo, libros que hemos leído  y pudiésemos compartir con el resto de compañeros para aprender. También se procedió a la exposición de trabajos realizados por los alumnos sobre temas tan interesante e importantes como es el uso de las energías, la crisis alimentaria, áfrica otro continente, la austeridad de los estados, actores del sistema capitalista y los BRICS.

Las energías fue un tema que es de vital importancia para el desarrollo de la vida y para poder en un mundo donde los recursos que se usan en la actualidad tienen una fecha de caducidad. La perspectiva de este trabajo ha sido mostrar las alternativas de energía que se encuentra en el mundo actual y sobre todo en el eje  Asia-Pacífico sobre todos en países como Nueva Zelanda, Tailandia, China y EE.UU.
Estos países se caracterizan por la alta capacidad de concienciación del uso de otras energías alternativas como es el biogas, energía eólica, solar, geotérmica,  mareomotriz. Se concluyó con una frase celebre de Víctor Hugo "Primero, fue necesario civilizar al hombre en su relación con el hombre. Ahora, es necesario civilizar al hombre en su relación con la naturaleza y los animales"

La crisis alimentaria, es un tema profundamente interesante. La perspectiva de la especulación de la alimentación y del suelo para el uso de alimentos transgénicos ha sido un problema en países que tienen unas altas tasas de hambrunas. Esta especulación deja grandes cantidades económicas pero deja también una alta cantidad de hambre a una mayoría de los ciudadanos. Al igual que se especula sobre el suelo, generando de esta manera diversos problemas que llevan a guerras y conflictos. Desde luego el suelo es un elemento importante para el desarrollo de la economía ya que genera riqueza y de ahí que las grandes potencias estén comprando suelos africanos para poder sobrevivir en un futuro debido a la sobre población que se está produciendo. Por lo que es un tema que estará presente en nuestro futuro y sobre todo del que deberíamos cuidar.

África, tiene una amplia extensión y es el continente con mayor riquezas por metro cuadro en comparación con el resto. El continente está empezando a crecer pero en dos niveles, en un primer nivel se pueden encontrar los países islámicos y Sudáfrica, los cuales presentan un desarrollo económico bastante grande al igual que político y social. En un segundo nivel nos encontramos con la zona del centro que es la menos desarrollada económicamente, socialmente y políticamente, aunque son países que tienen altas tasa de exportación.
La anécdota de este continente es curiosa porque en cuanto el mundo capitalista decae, el continente africano crece rápidamente, con lo que se puede observar que el problema de esta gran potencia y tremendamente rico en recursos no puede depender del sistema capitalismo, ya que de esta forma se puede fortalecer los gobiernos de los países africanos que están "coaccionados" por los países desarrollados y sobre todo por las democracias desarrolladas.

La austeridad de los estados, ha sido un problema que se plantea en un contexto de crisis y que a lo primero que afecta es a las políticas sociales y en sí al estado del Bienestar. Así se demostró en la base del estado de bienestar como es la educación, sanidad, independencia e elementos democráticos. Los datos son abrumadores y sobre todo tristes para el desarrollo de un bienestar social, ya que de esta manera lo único que se está consiguiendo es el retroceso y perdida de derechos sociales que no deben ir coaligados a la crisis del sistema. Se debe de empezar a plantear un nuevo modelo de política social que encare al sistema y sea capaz de sobrevivir a la amenaza del sistema.

Los actores del sistema capitalistas son determinantes para el desarrollo de la economía en la que nos encontramos. El papel del FMI, BM, la Reserva Federal al igual que las transnacionales son determinantes en la economía mundial. La intención con la que se crean estos organismo era de controlar la economía para no adentrarse en una crisis económica, pero viendo los resultados, dejan en entredicho la intención con la que se crean.
También es importante el fondo soberano, el cual se considera como la cueva de ali baba la cual no existe físicamente pero actúa y con cierto poder. Por lo que va a tener una capacidad de decisión en el tipo de interés de las emisiones de deuda  de los países. Por ello, que sea un fondo tan importante como los actores que nombramos con anterioridad.

Los BRICS,  han cambiado sus sistemas políticos para abrazar el capitalismo global. Serán los proveedores globales dominantes de tecnología y de servicios, de materias primas. Por lo que  se van a constituir en los mayores surtidores de materiales y alimentos del mundo actual.
Siendo está herramienta de unión de grandes potencias y otras en desarrollo dan un carácter de unidad que determina la cooperación entre varias potencias a otras. La utilidad de los BRICS ha sido muy criticada pero si su formulación se hace de acuerdo a sus principios y que sean ajenos al sistema capitalista puede ser una herramienta bastante importante para el desarrollo económico en el eje Asia- Pacífico.

La visión general de estos puntos que se tocaron en profundidad en clase dieron una visión de la economía internacional  y de como se está desarrollando en el mundo actual. Por lo que los conocimientos que se han adquirido nos han hecho ver mas allá del telón que nos muestra el día a día los medios de comunicación.


lunes, 17 de diciembre de 2012

Musica y realidad

El grupo U2, se ha caracterizado por sus muchas canciones reivindicativas que ha intentado llevar a todo el mundo mediante sus giras. Esta canción hace una crítica a todas aquellas acciones que toman los sistemas capitalistas y que difunan mediante otros hechos que quitan importancia a la realidad. Muchas canciones que son cantadas por exitosos grupos o que en sí son exitosas canciones y muestran una reivindicación, tienen en común la falta de visión o el no querer ver otra realidad de aquellos sectores que son realmente importante para el desarrollo de un mundo mejor. En muchos momentos, nos consideramos una sociedad avanzada por considerar derechos y libertades que están intrínsecos, pero realmente si no empezamos a cuestionar y a plantear si dichos derechos y libertades se aplican vemos que el resultado no va a se precismanet bueno en cuanto a los objetivos con que se hicieron esos derechos.

En resumen siempre estaremos detrás de ese telón viendo lo que pasa y o distorsionando lo que pasa sin poder darles esos derechos y libertades que también tienen, pese a su situación geográfica.



Sunday Blody Sunday (U2) 

Yes...

I can't believe the news today
Oh, I can't close my eyes
And make it go away
How long...
How long must we sing this song
How long, how long...
'cause tonight...we can be as one
Tonight...

Broken bottles under children's feet
Bodies strewn across the dead end street
But I won't heed the battle call
It puts my back up
Puts my back up against the wall

Sunday, Bloody Sunday
Sunday, Bloody Sunday
Sunday, Bloody Sunday

And the battle's just begun
There's many lost, but tell me who has won
The trench is dug within our hearts
And mothers, children, brothers, sisters
Torn apart

Sunday, Bloody Sunday
Sunday, Bloody Sunday

How long...
How long must we sing this song
How long, how long...
'cause tonight...we can be as one
Tonight...tonight...

Sunday, Bloody Sunday
Sunday, Bloody Sunday

Wipe the tears from your eyes
Wipe your tears away
Oh, wipe your tears away
Oh, wipe your tears away
(Sunday, Bloody Sunday)
Oh, wipe your blood shot eyes
(Sunday, Bloody Sunday)

Sunday, Bloody Sunday (Sunday, Bloody Sunday)
Sunday, Bloody Sunday (Sunday, Bloody Sunday)

And it's true we are immune
When fact is fiction and TV reality
And today the millions cry
We eat and drink while tomorrow they die

(Sunday, Bloody Sunday)

The real battle just begun
To claim the victory Jesus won
On...

Sunday Bloody Sunday
Sunday Bloody Sunday...

viernes, 14 de diciembre de 2012

Energías renovables: El aire que respirar.

Vídeo sobre iniciativas en las ciudades españolas ante el aire que respiramos.
Interesante reportaje

http://www.rtve.es/alacarta/videos/el-escarabajo-verde/escarabajo-verde-aire-respiras/1613468/