domingo, 23 de octubre de 2011

¿Les suena esta historia? Especulación en el S.XVII



Durante el S.XVII Holanda llegó a ser una de las superpotencias tal  y como se conoce hoy este concepto. A ello se le añade por tanto el desarrollo económico financiero por el cual se caracterizaba, es decir, por ser un desarrollo ágil, eficiente y, sobre todo, abierto al público. Era la llamada Edad de oro holandesa que fue sin duda una de las primeras demostraciones fehacientes de que la apertura al exterior y la liberalización de los mercados podían generar crecimiento económico.

Uno de los mercados que tuvo un éxito fugaz y  con una repercusión social y económica, fue el mercado del Tulipán. El Tulipán se introdujo en Europa en 1550, a través del botánico flamenco, Charles de l´Écluse, tras obtener un puesto en la Universidad de Leiden (Holanda). La universidad holandesa le concede una superficie de 40x35 metros donde el botánico se las ingenia para cultivar en ese pequeño  espacio, más de 1.000 variedades distintas de plantas, entre estas, unos bulbos de tulipán que el Emperador Fernando I de Habsburgo, le había enviado desde Turquía.
Los tulipanes florecieron y se iban  vendiendo en los mercados de Holanda. En un principio, ante la escasez del producto, sus precios eran elevados, por lo que la adquisición de los mismos era por aristócratas y nobles, los cuales usaban esta planta para exhibirla en sus lujosas casas y con ello simbolizar su status. Tal demanda se empieza a trasladar a la aristocracia francesa, conllevando con ello la seguridad de que el tulipán fuese una moda  y con ello Holanda daba por hecho que “Europa” entera estaría solicitándolo en un breve plazo de tiempo, lo cual atraería a todo tipo de inversores y especuladores.

Pero ante la fácil descomposición del tulipán ¿cómo es posible que se especulase?. Pues bien, se  debe partir de la base de que el tulipán se puede obtener de dos formas; una por medio de la semilla, la cual tarda una media de entre siete y doce años para formarse en bulbo  y otra por medio del bulbo el cual es un clon que se forma en el interior del capullo del tulipán y que cultivado en unas condiciones determinadas crece hasta convertirse en  un bulbo normal y por tanto en tulipán.
Con este tipo de cultivo ya no era necesario esperar tantos años y además tenía la ventaja de hacerse con los tulipanes más bellos, más apreciados y por tanto más caros. De esta forma empieza a especularse con dichos bulbos porque se tenía garantía de su venta y no en sí de las flores. La incidencia que se presentaba, era que como estaban bajo tierra, no podían pasarse de unas manos a otras, por lo que se vendía un futuro tulipán pero sin serlo todavía. Creando así unos contratos futuros, (parecidos a los llamados subprime), donde todos ganaban y nadie arriesgaba ya que el noble pagaba los beneficios de los intermediarios y pagos en cascada de todos aquellos actores que intervenían en la cadena de producción.
Esto hizo que se desatara la locura entre los holandeses por hacerse con un derecho futuro (contrato futuro) sobre el bulbo de tulipán ya que se podía obtener unas suculentas rentabilidades con pequeños desembolsos.

Pero en febrero de 1637, momento tan esperado por los especuladores para obtener sus beneficios y pagar los costes, resulta que las ventas no fueron tan bien como se esperaba. Uno de los indicios que puede dar sentido a esta caída de ventas, es por el alto precio al que se vendía el producto final, es decir, el tulipán. Por mucho símbolo de estatus que marcase, todo tiene un límite, y si a un aristócrata le pedían 200 florines (2.000 euros) por un vistoso tulipán cuya función era mostrárselo a sus amigos para hacer gala de su buen gusto y poderío económico, es lógico que algunos optasen por un modo alternativo como un concierto privado, un cuadro o un traje de alta costura.  
Con lo cual esto desencadenó en el pinchazo de esta burbuja que se creó y donde todos aquellos actores que participaban en el proceso de producción y venta vieron mermado su negocio ya que en un principio la inversión que hicieron estaba por encima de sus posibilidades porque a corto plazo obtendrían la rentabilidad para pagar y tener hasta beneficios. Por lo que estableció el pánico y con ello discusiones, reclamaciones, denuncias unos a otros, ya que hubo personas que firmaron contratos en posición vendedora como en compradora a importes y vencimientos diferentes.
Ante esta situación las autoridades se vieron obligadas a intervenir y declararon que los contratos de bulbos habían sido contratos windhandel (comercio de aire). Por lo que trataron de  deshacer el entuerto de contratos futuros que habían ido pasando de unas manos a otras, cada vez a precios mayores, y que ahora no valían nada.
Ante esta solución que no dejo contento a nadie, el gobierno ideó una solución salomónica en la que establecía que no podía obligarse a comprar en un futuro, a un precio absurdo, algo por lo que una persona sola había dejado un pago y una señal. Por otro lado, no se podía dejar al propietario del bulbo sin un duro, por lo que la solución fue que quien poseyera contratos en el momento de su vencimiento podía abstenerse de ejercer la compra, pero estaba obligado a abonar el 10% del importe pactado. Esta solución tampoco dejo contento a nadie porque los propietarios de los bulbos recibieron el 10% de lo que pensaban que iban a cobrar y los tenedores de contratos tuvieron que pagar cifras aberrantes por los tulipanes.

 El final de la historia no es del todo funesto, pues pasaron los meses, los años, los siglos y tal vez a ese furor de los tulipanes, Holanda se convirtió en un país experto en tulipanes, que siguen siendo unas de las flores más apreciadas.

Esta fue la primera historia constatada de los límites a los que puede llevar a lo que muchos autores, economistas, que he leído, denominan el síndrome del Necio. 


 Hay un dicho con el que cierro esta entrada,"El hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra."

martes, 11 de octubre de 2011

"España pierde la mejora de calidad laboral obtenida en ocho años"

El estudio realizado por  Aqr-irea (Universidad de Barcelona)  ha concluido que España ha perdido la mejoría alcanzada entre 2001 y 2008. En el estudio se han tenido en cuenta una serie de dimensiones que fueron establecidas por la Comisión Europea de las cuales se han obtenido unas caídas e incluso retroceso. En especial se ha detectado un retroceso en la flexibilidad, e inclusión y acceso al mercado laboral.
El descenso ha sido producido por el empeoramiento en las diferencias salariales entre indefinidos y temporales, el aumento de los trabajadores a tiempo parcial, la disminución de los beneficios de pensiones asistenciales y el repunte de la tasa de cobertura al desempleo.
"La buena noticia"es que se ha registrado mejorías en igualdad de género,equilibrio con la vida cotidiana y diálogo social.
 El Economista , 11 de octubre de 2011.